imageY si, vinimos a Perú y viajamos para el Machu Pichu. Desde los primeros encuentros que fuimos dando algunas coordenadas de este viaje el objetivo era llegar a la ciudadela inka. Fuimos modelando además la forma en la que íbamos a llegar. Descartado el clásico «camino del inka» por su costo, optamos por hacer la llamaba «ruta alternativa al machu pichu». Un recorrido que ya miles y miles han realizado, muchos amigos y conocidos que dejan un saber para los nuevos, pero siempre tiene para el que lo recorra mucho de novedad.

El itinerario que hicimos fue el siguiente: bus de Cusco a Santa María -el viaje más largo de todos, más de seis horas-, de ahí taxi a Santa Teresa -un raid nocturno por el precipicio de las montañas- y de ahí minivan a la Hidroléctrica -otro viaje bien pegado a la caída del río-. Luego caminar durante hora y media por la senda que va trazando la vía del tren hasta llegar al poblado de Aguas Calientes. En total entre los diferentes transportes gastamos 30 soles en ir -algo así como 90 pesos argentinos-.

En esa ida paramos a dormir en Santa Teresa. Llegamos un sábado a la noche, había bastante movimiento en el pueblo. Algunos boliches abiertos se anunciaban con carteles eléctricos, unas luces led con figuras de copas o con sus nombres. La juventud santateriseña daba guerra. Pero había algo más que agitaba al pueblo, un acto político en la plaza central de la agrupación APU. Había bastante gente, muchas camionetas van rodeando la plaza y cubriendo la avenida principal. Había un escenario por el que pasaron y arengaron los candidatos y referentes políticos, luego pasaría una banda haciendo covers de cumbia para cerrar la noche. Se acercan las elecciones de alcalde municipal, consejeros y otros cargos distritales, provinciales y regionales. Por lo que observamos hay mucha fragmentación de partidos en esta región del Cusco (APU, FIA, Tierra y Libertad, PAN, Ayllu, PAPÁ, Mov. regional Tawantisuyo, entre otros más). Quizá devenga -anunciamos cual analistas políticos- en una dispersión de los votantes. En octubre se sabrá. Lo que si nos parecen demasiados candidatos para lugares tan pequeños. Hay varias consignas que nos llaman la atención: «Hasta la victoria, por más obras» y «obras son amores». Las vimos en el pueblo y en los distintos viajes.

Estamos un poco cansados. Buscamos donde quedarnos. La mano viene complicada. «Está el miting -nos dice el que creemos encargado de un hospedaje- todo esta lleno, full». Nos tiran un par en datos. La mayoría se caen. Los hospedajes del pueblo ya cerraron la cortina en la búsqueda de huéspedes. Buscamos uno que nos dijeron pero no lo vimos, lo pasamos de largo. Volvemos a preguntar donde queda. Llegamos. La seño nos quiere sacar la ficha, nos pregunta cosas, dice que tiene algo pero que a unos chicos no les alquiló, la tratamos de convencer. Le decimos que sólo queremos ir a comer y luego volvemos a dormir. Ella tiene el control de las puertas de calle que van a las habitaciones. La convencemos. Accede y nos alquila por una noche un cuarto con baño privado.

Salimos a buscar la cena. Hay varios restaurantes alertas. Venimos comiendo siempre afuera, nada hecho por nuestras propias manos. Puede parecer algo bacan pero le damos parejo a los «menú» de la región que son económicos (ojo, otra veces no). Por un precio que va entre los 15 a los 25 soles tenés entrada (sopa o palta), plato de fondo, una bebida y a veces postre. Elegimos menús y unas cervezas. En este también hay postre: plátano bañado con chocolate. Creo que esa es la combinación que me va a caen mal al otro día. Esa es otra historia.

A la mañana hacemos unas compras de víveres en el mercado, de ahí mismo salen las van a la Hidro. Tomamos una. En ella suben dos chicas y dos chicos españoles que ya nos habíamos cruzado en el viaje a Santa María. Creo que desde ese primer viaje habíamos comentando que no los queríamos volver a encontrar. Pero los y las vamos a cruzar muchas veces en Aguas Calientes y en el Machu Pichu. Hablando supimos que eran del País Vasco y que -al menos uno- conocía en persona al cantante de La Polla Récord. Tenían algo piola.
Finalmente llegamos a Aguas Calientes -luego del trayecto en van, luego de la caminata- pasado el mediodía. La caminata fue muy tranquila y pareja. No fuimos hablando mucho, sino más bien observando el espléndido paisaje: montañas, mucha vegetación, río, rocas, un puente oxidado, las vías. Los sonidos de todos esto. Era un momento para conocer y sentir.