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un pequeño recorrido visual por el sitio web de la Agencia Oficial Telam en relación a la represión policial  desatada hoy en Tinogasta, Catamarca…

la agencia estatal de noticias eligió como estrategia el silencio. No intentó ni siquiera un ejercicio de dar cuenta de los hechos, contraponer dos o tres posturas, mucho menos construir su propio relato sobre lo sucedido.

el problema, telam es que no jugás sólo en eso de construir la verdad y la realidad de todos los días.

Walsh planteaba que los periodistas eran los auxiliares de las luchas de los pueblos, ustedes por supuesto que no van por ese lado…

esto es renunciar al periodismo.

La Grieta digital N° 2     

 

Por Matías David López

Hugo Moyano es un cable a tierra -al desierto de lo real- contra la excesiva adjetivación y representación de las cosas: aumentos de salarios, reparto de las ganancias y modificaciones impositivas son las consignas!. Salario básico de $2600, ley para que los trabajadores participen de las ganancias con los empresarios, subir el mínimo imponible del impuesto a las ganancias que actualmente está en $5782 y eliminar el tope de $ 4800 para las asignaciones familiares. Quizás no aporte a construir un método contemporáneo para la crítica de la economía política pero sabe cuáles son los eslabones más débiles del sistema.

Mientras “los pibes de La Campora” desde Capital juegan al setentismo, se pelean con TN y posan mucho para las cámaras para parecer famosos o/y para (de)mostrar que los jóvenes han “vuelto a la política”, Moyano -que vivió los ’70 como joven sindicalista en Mar del Plata (analizar sus conexiones con la “derecha peronista” es para otra nota, quizás salga algo en esta publicación)- los cachetea con demandas concretas y sentidas. Y hasta construyó algunas máximas interesantísimas para pensar la actualidad sin muchas vueltas: la inflación hay que medirla con los precios del supermercado, no con los números del INDEC. Su hijo Facundo se le suma: “es una realidad que los precios suben porque sino no discutiríamos paritarias”.

Además, mientras muchos cercanos al gobierno hacen obediencia debida, Moyano se atrevió a denunciar una «campaña para eliminar la actividad sindical» tras la absurda detención de Rubén “Pollo” Sobrero. También a pedir mayor espacio, entiéndase poder, para representantes sindicales -de su sector- en las listas de candidatos oficialistas en las recientes elecciones (y hasta mostró el deseo de que el vicepresidente de la nación sea de la CGT: “nos gustaría que sea un hombre de extracción gremial quien acompañe a la Presidenta”).

Si bien algunas de esas pulseadas viene perdiendo, no duda en pedir «el voto de todos los trabajadores» en favor del Gobierno, mostrando así sus propios límites. Sin embargo, Moyano bastante seguido lanza algunas de las suyas. Recientemente en un acto en homenaje al ex presidente Kirchner al cumplirse un año de su fallecimiento planteó: «El mejor homenaje que podemos hacerle a Néstor Carlos Kirchner es que los trabajadores participen en las ganancias. Esa es la verdadera profundización del modelo».

Ante una división de lo sensible que excluye -a lo Rancière-, reparto de partes y lugares que se basa en una división de los espacios, los tiempos y las formas de actividad, Moyano es la reserva de lo real concreto en el peronismo y reclama un nuevo reparto.


y contiene un pequeño aporte mio, que se puede leer aquí

ah, y el N° 0 El Kanon

bienvenida la nueva aparición de esta revista!

 

(Ojeando cosas que me inspiren para escribir, buscado escritos que me sirvan para terminar algunas cosas, encontré este texto de un Boletín de Colectivo de Trabajo Periodismo del 2008. Aquí lo comparto).

No podemos vivir eternamente rodeados de muertos y de muerte.

Y si todavía quedan prejuicios hay que destruirlos

‘el deber’, digo bien, EL DEBER del escritor, del poeta, no es ir a encerrarse cobardemente en un texto, un libro, una revista de los que ya nunca saldrán, sino al contrario salir afuera para sacudir / para atacar a la conciencia pública, si no ¿para qué sirve? ¿Y para qué nació?”. Antonin Artaud

“Hay dos maneras de leer un libro. Puede considerarse como un continente que remite a un contenido, tras lo cual es preciso buscar su significado. Pero hay otra manera: considerar un libro [o cualquier texto] como una máquina asignificante cuyo único problema es si funciona y cómo funciona. Esta otra lectura lo es en intensidad: algo pasa o no pasa”. Gilles Deleuze

“Salud y que la pluma sea también una espada, y que su filo corte el oscuro muro por el que habrá de colarse el mañana”. Subcomandante Insurgente Marcos

Es difícil encontrar en la actualidad documentos que conciten la atención de muchos/as a los/as que busca llegar, que generen preguntas, que pongan en acción al lector, que resuenen en un exterior, que funcionen. Textos que construyan argumentos, abran debates, posicionamientos y nuevas lecturas –que amplíen por qué no, los bordes de la política-. Todo es espectáculo y consignas. Esto da por resultado que nos hemos quedado al parecer, sin textos políticos. Y la universidad no escapa de esto. Es más, parece moverse placidamente con esta escasez y ausencia, ya que uno de los discursos de verdad más fuertemente construidos en el sistema universitario es la separación entre “lo político” y “lo académico”, que conlleva e intenta justificar la distinción jerárquica y desigual en relación al saber, entre aquellos que lo poseen y deben trasmitir y aquellos que no lo poseen. Así, se trata de presentar una “academia sin política” (¿acaso no es esta separación un efecto de verdad del “discurso científico”?).

Desde una mirada crítica, podemos entender esta separación como uno de los dispositivos más aceitados de saber-poder y no como “legitimidad” del saber académico o “consenso” alcanzado dentro de la institución. Tal vez, podamos encontrar ahí más de desacuerdo, de tensiones, de algo negado, de conflictos, antes que una relación de simetría entre interlocutores y un esquema ideal de “acción comunicativa” que los lleva al “buen entendimiento”. No jodan, lo común, la igualdad y participar, son otra cosa.

Esta dinámica descripta, alimenta una producción actual de discursos de y en formula anti-política, fragmentaria y deshistorizada –con palabras vencidas y miradas encorsetadas-, que marca quién puede hablar y quién queda excluido del reparto de la palabra; que estanca y obstaculiza al texto político y a un pensar colectivo. De lo que se trata es de trastocar, distorsionar ese orden de los repartos.

Creemos que no falta “tradición de escritura” ni tampoco ecuaciones prefabricadas de comunicación, sino que falta asombro, desacomodo, novedad, invención.

Y falta hacer que el texto sea parte de lo que relata, que sea un intensificador y no sólo su crónica. Pensamos en un documento, en volver -o empezar- a ejercitar la potencialidad de un texto político. Texto que es, o puede ser, relato, testimonio, manifiesto y programa. Texto que es espada, martillo, intervención, acción política, deseo.

Volver y empezar a levantar el guante. Una vez más. Esa es la apuesta.

Matías David López

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